Sesenta años de Champions
Pues sí, acabamos de cumplir los 59 años de la Champions y ya entramos en la sesenta edición en un torneo que se ha llegado a convertir en el gran clásico mundial de todos los torneos de clubes en el mundo y que, por eso mismo, nadie ha podido lograr superarlo.
Curiosamente, la inauguración de la Primera Copa de Europa de Clubes Campeones se lleva a cabo cuando llego a mi querida y añorada Costa Rica, en ese año de 1956, en dónde viviría tres años imborrables en un pueblo maravilloso y generoso, para luego irme a Venezuela, mi otra patria en la que también me encontré con otro maravilloso y generoso pueblo. Qué suerte. Los latinos me enseñaron a vivir. Y a ser latino.
Y ahora, leyendo esa formidable revista de fútbol, llamada Panenka, leo, entusiasmado un extraordinario trabajo sobre la historia de la Champions desde su fundación e inauguración en la que tanto tuvieron que ver los formidables periodistas franceses de esa época, forjadores y al mismo tiempo luchadores incansables, a los que nunca les podremos pagar el enorme esfuerzo contraído, para hacer realidad esta gran empresa futbolística que hoy todo el mundo agradece entusiasmado y admirado.
Conocía y sabía del enorme empuje del gran periodista francés Gabriel Hanot, aunque también del inmenso Jacques Ferrán, que hoy con 95 años, todavía vive y habla y escribe de fútbol, un portento. Así como también sus dos grandes compañeros, Jacques Goddet y Jacques de Ryswick, aunque fueran Hanot y Ferrán los dos que más influencia tuvieron por su persistencia y seguridad en la proyección de esa idea de crear una Copa de Europa, en momentos que se disputaban torneos amistosos de poca monta, creados por los ingleses en uno de los cuales el Wolverhampton Wanderers se proclama campeón y eso le vale para que los británicos lo conviertan en campeón europeo.
Como además la Mitropa y la Copa Latina que apenas nació y murió en un par de años estaban vivas y caracoleando con los titulares futbolísticos europeos, coqueteando sobre quien por aquel entonces mangoneaba el fútbol a nivel de clubes, entonces Gabriel Hanot, a través de L’Equipe y France Football, además de sus compañeros, los tres mosqueteros Jacques, se movilizaron por Italia, España, Alemania y lograron lo que tanto deseaban, sobre todo porque la presencia de Santiago Bernabéu, presidente del Real Madrid tuvo un enorme efecto de apoyo al proyecto, de tal manera que ahí mismo se empezó a forjar la realidad del proyecto.
Por otro lado, la facilidad creadora de Jacques Ferrán no pasaba desapercibida para su amigo Gabriel Hanot quien tanto confió en él para obligarlo a crear un reglamento de competición que, aunque fue muy discutido en sus inicios estatutarios, sin embargo al final fue todo un éxito porque garantizaba el factor reglamentario de los juegos, los escenarios, a doble contienda y sobre todo la primicia de que el ganador de la primera Copa se convertiría en un lujo histórico y de leyenda por ser el primer ganador de una Copa de Europa de Clubes Campeones, algo hasta ese momento desconocido en toda Europa.
El éxito alcanzado fue tan grande que Gabriel Hanot fue objeto de muchas alabanzas y reconocimientos, de tal manera que su nombre era candidateado para presidir la UEFA y todos aquellos organismos dependientes de su relación con el fútbol. El triunfo del Real Madrid en la primera final sobre Stade de Reims por cuatro goles a tres, alcanzó una enorme dimensión en toda Europa. Ya que de esta forma el cuadro merengue se convertía en el primer Campeón de Europa de la historia.
Por cierto que Gabriel Hanot que era un gran admirador de Alfredo Di Stéfano escribió un artículo que guardo muy bueno: “
ALFREDO DI STÉFANO. LA EPOPEYA
“En el extremo derecho Stanley Matthews , primer futbolista de Europa que hacía reir a todo el mundo mientras él permanece impasible, Hay algo de Charles Chaplín, algo del mistificador; en Alfredo Si Stéfano , Primer Futbolista de Europa 1957, celebramos al gran señor, al caballero que alía la bravura a lo invencible. Dondequiera que se presente, el adversario se inclina y la unanimidad popular consagra su nombre, como jamás se haya conseguido en un deporte de equipo.
A sus treinta años cumplidos, continua ocupando ese puesto de lealtad y de verdad que es el delantero centro, ni el tiempo ni los grandes defensas centrales, ni los progresos incesantes de la organización defensiva han podido dominarlo. En el sitio en donde más se ve a un jugador, en el puesto más envidiado, más expuesto, más avanzado, más vigilado y más poblado sobre el eje de los goles, sigue siendo el combatiente leal , a cara descubierta, de una bravura sin ostentación.
Sea utilizando con arte su pie favorito, en equilibrio constante sobre el izquierdo; sea cabeceando al modo de Cuissard; sea driblando con una ligereza que destruye la pesadez; sea dando a un compañero un pase imposible de interceptar y llegando tras él a la dirección ideal; sea desencadenando un brusco ataque o enderezando una lenta contraofensiva, Di Stéfano nos ayuda, en cada coyuntura, a diferenciar el genio del talento”.
Stanley Matthews es el humor
Alfredo Di Stéfano es la epopeya.
Si mal no recordamos fue este grandísimo y extraordinario periodista, Gabriel Hanot, el que también dijo, sobre Di Stéfano, al terminar la primera Copa de Europa: “ El Real Madrid ganó la Copa de Europa, porque en cada línea tuvo siempre un hombre más que el contrario: Alfredo Di Stéfano”.
LÁZARO CANDAL